Es una sinfonía dedicada a la exposición de su amigo pintor y arquitecto Viktor Alexandrovich Hartmann, ya fallecido, y a lo que le despertó la visita a la exposición, suscitando en él tal frenesí, que en solo tres semanas la habia compuesto.
Está dedicada a 10 de los cuadros, y al paseo que nos lleva a ir recorriendolos.
Música y pintura. Una mezcla delicada de ambas artes.