31 mayo 2013

29 mayo 2013

la respiración de la Tierra

Aires del sur que me acercan sones de vida y amores,
y de capas ocultas
y de rasgueos de guitarras que no se rinden.

Vientos del norte que traen el grito de la añoranza y de los lastres,
y de los marineros que quedan en los puertos llorando barcos.
Sin ser capaces de volar.

La tramontana calla, y a veces cuesta respirar tanto silencio.

Y el viento de poniente siempre es cálido,
recorre bosques y recoge huellas profundas de vida y luna.

Desde el oeste,
en alas de primavera y lluvia, a través de la estepa y la ternura,
sopla la caricia de lo cotidiano,
de lo que es, sin búsqueda o necesidades.
Plumas de confianza e intimidad.

De allende los mares, a lomos de olas valientes,
el viento trae historias de mujeres que se atreven a mirar,
a ver hondo y escuchar lo difícil,
a desnudarse ante su historia y ante lo imposible.

Y de aquellas tierras de hielo
llega el susurro de algún copo blanco posándose en lo blanco de un flor recién abierta,
luchando por encontrar el pulso de la primavera brotando dentro,
luchando por captar su fuerza.

Y aquí...
aquí el cierzo habla de la fuerza de las búsquedas y de las decepciones,
y de semillas nuevas que brotaron sin saber nadie que lo hacían.

El empuje de los vientos reunidos todos en un fugaz momento.
Vientos que no dejan de ser, los pequeños movimientos de respiración de la Tierra, que se sigue empeñando en recordar a mi piel desnuda,
que amar en la distancia, me enraiza en ella.
Que amar en la distancia, me da sentido.


24 mayo 2013

nueve cartas


Nueve cartas atadas por un cordel, sobre mi mesa.

Alguien jugando (llámalo azar, destino, vida, suerte, Dios...) coloca juntos a nueve desconocidos para que compartan nueve papeles, nueve formas de vivir, de expresar, de amar, de respirar, de afrontar...

El esbozo a base de palabras,  del compartir pequeños retazos de vida una vez por semana.

De la reserva a la entrega.
De la desconfianza a la mirada agradecida.
De la obligación, al deseo de estar.

Hora deseada de los domingos.

Rozar el misterio inaccesible de cada vida.
El preciado regalo de quien se esfuerza en recoger aquello que habita su corazón: agradecimiento, sorpresa, confianza, recorrido, trayecto, escucha, entrega...

La pureza del sonido que emiten los sencillos.

Nueve luces y sombras, formando parte de un pequeño entramado familiar y cercano, del ramaje de un bosque habitado y fermentado, que seguirá emitiendo voces y sones.
Que seguirá emitiendo vida.


23 mayo 2013


Habitar algo de lo que deseas.

Habitar en el sudor escondido,
en los silencios de tu respiración.

Y en el cajón donde guardas aquello que es tesoro,
y en un sabor intenso que te perdure en la mirada limpia,
y en aquel olor que eriza tu piel al rozarla.

Habitar,
tan solo una vez más,
tan solo un leve instante...

tus pliegues.


21 mayo 2013


Conseguir perderme y encontrarme
en esa sensación cálida y poderosa que se produce, cuando extiendo una mano
y otra manita pequeña se coloca suavemente y con total confianza dentro de la mía.

17 mayo 2013

Tan solo un par de mayos o tres.

Hace frio. El cierzo vuelve a soplar con fuerza.
Me muevo por la cocina, preparando  la verdura. Borraja.
Es el día perfecto para saborearla. Así lo he decidido.

¿Te conté que en un escaparate vi una colección de joyas inspirada en la flor de la borraja?. Es una pequeña flor de un color muy especial.
Dicen que mayo es el mes de las flores.

Recordar el olor de esas flores que se van abriendo. Despacio.

¿Te has dado cuenta de que han sido un par de mayos o tres?

Tan solo eso.
No es mucho si contemplamos la cantidad de meses que hemos vivido ¿no?
Y sin embargo, han bastado para crear un hito, un antes y un después, una frontera sin barreras ni guardianes. Simplemente una línea que señaliza, desde lo tenue e invisible.

Atravesar espacios que suponen cambios en el paisaje.
Atreverse a dejarse atravesar.
Que algo (que alguien) recorra espacios ocultos hasta para ti mismo.
Conjugar la ternura, la confianza, el agradecimiento y el amor, y dejar que sean ellos quienes decidan, en que momento se hace visible cada uno.
Memorizar olores.

Un par de mayos o tres.
Y seguir combatiendo a la fiera en tus noches oscuras. Como arma, tan sólo unas alas.
Y seguir buscando a la que permanece todavía oculta en mis bosques. Aunque algunas noches puedo reconocer ya sus fauces.

Bueno, ya está.
A veces es real lo de que "el tiempo vuela".
¿Para acompañar la verdura? 
Sí, un vino estaría bien. 
Ese de nombre impronunciable sería estupendo...si no fuera por el precio.

Pero siempre podemos paladear su recuerdo.


















15 mayo 2013

caminos de ida

He hecho el recorrido de ida de un viaje de despedidas.
Situarme frente a una línea intermitente que atraviesa en destellos fugaces toda mi infancia, toda mi vida.
Y decirle adiós.

Cruzar el umbral 312.
Y tener que decidir el juego al que quiero jugar. Y respetar por supuesto, el juego del otro.
Jugar a lo de siempre: a la cortesía, a los rodeos, a lo políticamente correcto.
O jugar a desnudarnos y atrevernos a tocar, aunque sea con la punta de los dedos, esa esencia que se encuentra tan protegida en nuestro interior. A pesar de no haberlo hecho nunca antes.

Y optamos por jugar a desnudar.

Y me encontré con el misterio de la capacidad  del ser humano de mirar a los ojos, al pasillo oscuro de la propia muerte, dándole la mano a la esperanza y la serenidad, para poder bailar con ellas una danza última que nadie sabe cuanto puede durar.

Y descubrí la capacidad del ser humano de tejer redes de afectos, sostenidos en multiples puntos, para que no sea solo uno el que tenga que mantener el peso. Puntos que se apiñan y se aúnan, cuando hay que sostener. Desde el calor, el afecto, lo vivido a través de los años.

Y dejé, y dejamos, que las palabras se hundieran en esas profundidades nunca profanadas antes.
Y fuiste capaz de conjurar miedos, dudas y certezas.
Y barrimos dogmas, y reconocimos el amor que protege y empuja y cuida.
Y situamos a Dios en aquel cuarto.
Y nos reconocimos como islas comunicadas por debajo.

Y los Beatles en el año 65, y Michael Jackson, y los musicales en Madrid, y el mejor concierto de Maná, y los viajes y los postales de todo el mundo, y Alemania, y los S.S., y los bolsos de plástico con setas dibujadas, y mi muñeca japonesa preciosa, y las visitas, y los sueños...todo junto, se fue apiñando en el espacio alrededor nuestro, tiñendo de un color precioso las ultimas horas de esa tarde.


Y pude sostener por primera y por ultima vez entre mis manos, las manos de alguien que respondía a mi caricia y a la desnudez.


Después, emprender el viaje de vuelta.
El cansancio debería de haber llenado todos los espacios. Pero otras cosas con más calado se empeñaban en estar ahí. Gritando para que las escuchara, para que absorbiera todo lo vivido, para que nada se perdiera.
Un nuevo legado.
Y entre tanto grito, no conseguía ver el camino.

Entonces, en mitad de la noche, desde el arcén de una carretera, con el sonido de un intermitente acunándome de fondo, una voz me fue ayudando a encontrar donde estaba el camino de vuelta a casa.








10 mayo 2013

la profundidad de las huellas que no vemos

¿Sabes?
Me gustaría saber que hace el cuerpo con todo aquello que no ha podido sacar fuera de él, que no ha conseguido brotar, que necesitaba traspasar las barreras de la piel pero no llega a ver la luz.
¿Realmente tiene capacidad de reabsorberlo?
¿Queda en el interior, latiendo despacio, hasta que se va apagando poco a poco?
¿O estará latente, agazapado, dispuesto a brotar en cuanto tenga ocasión de ello?

La risa rota.
El beso apagado en los propios labios.
El llanto retenido en un pozo interno durante años.
El deseo sin otra piel que lo escuche.
La pronunciación de un rostro amado.
Los sueños consumidos.

De lo que estoy convencida es de que todo lo que queda dentro,
lo que cae,
lo que se posa,
lo que espera,
acaba dejando una huella.

Quizás, más profunda de lo que creemos.



04 mayo 2013

en las alas de una oropéndola


Mis dedos acaban de recorrer un largo tramo por tu columna.
De abajo a arriba.
Despacio. Parándome en ella y dejando que su tacto me inundara.
Cada vértebra es una emoción reflejada.
Unas tienen fuerza, otras se diluyen. O te difuminan.
Con sabor a tierras conocidas. Con olor a huellas de tus pisadas.

Una extraña mezcla de cansancio y tranquilidad me va acunando, al compás de unas olas que se mueven muy despacio.
Como en ese mar del que hablábamos un día.
Y mientras me quedo quieta, pero sin aguardar ya, sin esperar, sin calcular, sin confiar,
sigo contemplando la superficie de un lago en el que las ondas de la piedra que ha caído, van diluyéndose, perdiéndose poco a poco, en una orilla habitada.
Dejo que el misterio de escuchar a la piel, siga creciendo a sus anchas.
Y permanezco a la escucha de la sabiduría de la intuición y de la voz del agua.

Me he ido en busca de la oropéndola que ví ayer.
Sus colores son siempre para mí, señal de advertencia: el peligro de no proteger(me), de no escuchar(me).
No he conseguido verla. Tan solo escucharla, mientras ella me contemplaba a mí, escondida entre los árboles.
Parece que no todo lo que se desea, se puede conseguir.

Y al llegar a casa, un regalo inesperado:
anémonas.
Su blancura, ha terminado de mecer mis sueños.



01 mayo 2013


Respirar cada vez con más fuerza la sensación profunda de que lo imprescindible
es que existas.