29 abril 2012

duelos

Hace poco hablaba con un amigo, de proyectos y sueños rotos.
De sueños profundos y muy personales. De grandes o pequeños proyectos, a veces compartidos, a veces individuales.
Y del derecho a poder hacer un duelo por ellos.
Poder llorar por todo aquello que ya no será, que no podrá ser, que es casi imposible que sea.

Llorar. Y dejar que las lágrimas limpien. Y curen.
Y ayuden a cerrar circulos, etapas, puertas, heridas.

Pero también compartimos (y si no lo hicimos, lo podemos hacer ahora), del derecho, por no decir del deber, de continuar luchando por la continuidad alternativa de esos sueños y de esos proyectos.
Por poder darle otra forma diferente a algo que sigue teniendo simiente dentro de uno mismo.
Por seguir poniendole ganas, esperanza, ilusión, a aquello que, aceptando que no va tener la forma que deseabamos, puede seguir existiendo bajo otra mirada distinta, con más capacidad de apertura quizás.
Y hacer consciente también, que la no consecución de esos proyectos, la ruptura de esos sueños, nos ha ido con-formando, nos ha ido dando forma a nosotros mismos.
Somos, gracias a ello.

Y desde ahí, no dejar que los sueños rotos o no logrados sean algo que nos ancle.
Más bien al revés.
Que sean plataforma sobre la que apoyarse y desde allí, seguir caminando en direcciones alternativas e igual de válidas y prometedoras.

Seguir siendo.


27 abril 2012

Tengo un pan.
Es una hogaza, pequeña, oscura, con un color y una textura única.
Quizás, por como ha sido amasada.

Te diría, por compromiso, si quieres un poco, pero no debo.
Ni quiero.
Porque es mi pan.
Y lo guardo como un tesoro.

Está vestido con su paño blanco, y su bolsa de algodón, especial para guardar panes. Desde ese lugar protegido, me espera cada mañana, para compartir conmigo un desayuno único.
Pan tostado y caliente, con su aceite deslizandose sobre él.
Y nueces abiertas en ese momento.
Y zumo de naranja exprimido por mi misma.
Y muesli.
Es un desayuno tan especial, que me hace levantarme cada dia, diez minutos antes, para poder disfrutarlo con la calma que se merece. Con ese ánimo que parece que solo se tiene los domingos, y que, cuesta asentar en un dia de entre semana.
Pero merece la pena.

El problema que se me plantea es... que mi pan se terminara.

Me he planteado la posibilidad de congelarlo. Y conseguir así, sacando cada fin de semana, una rebanada, que se alargue mucho más en el tiempo.
O el comer menos cantidad.
O el comerlo un dia no y uno si.

Pero he decidido que no.
Mi pan durará, lo que tenga que durar.

Porque aunque se termine, siempre habrá dos cosas que permanezcan.

Su olor.

Y el recuerdo que aquel pan que tuve.
Esa hogaza pequeña, amasada de una manera tan especial.


escucha



25 abril 2012

muy bien, gracias

Para todos aquellos que me habeís preguntado por mi viaje, solo puedo contestaros: "¡Muy bien, gracias"!.
O bien, podemos quedar a tomar un café, y entonces, quizás explicaros con más detenimiento y deleite.

Puedo deciros que fuí en una sola noche,
Caperucita roja sin su lobo feroz,
Cenicienta bailando después de las doce de la noche,
Blancanieves sin caer dormida para siempre trás comerse la manzana envenenada
y Hansel y Gretel, dejando miguitas de pan para encontrar el camino de vuelta...por si acaso.

Puedo contaros que cocinaron para mí, los mejores chefs del mundo, y que en mi mesa estuvieron, las mejores frutas, los pescados más frescos...y el pan recien horneado.

También que paseé por el bosque encantado y las mariposas fueron marcando mi camino.
 Y que pude contemplar el árbol blanco de los elfos en la Tierra Media.

Me sirvieron café, rodeada de princesas y principes, lacayos y criados.

Los pájaros cantaron para mí, al son del sol y de la luna.

También os contaría que asuntos de trabajo y de domingo,  mantuvieron mi piel apartada de las aguas termales más buscadas por los emperadores
.
Pero a cambio me confeccionaron un vestido liviano, ligero, hecho de palabras y de música, que permanecerá conmigo para siempre.

Pude tejer una historia entre ventanas y espejos, de imágenes y lágrimas, de sonrisas y cariño.
Y visité un hospital de almas heridas, del cual salí reconfortada.

Finalmente puedo deciros, que compartí historias de busquedas y encuentros con  la famosa ballena asesina, con el mismísimo Capitan Ahab.
Él fue el que me dijo. "Lo cierto es, que no me apetece un carajo irme"

Y a mí tampoco,Capitán.
A mí tampoco.

24 abril 2012

pan recien hecho

Las cinco de la tarde.
Sentada sobre un suelo de madera cálida, el canto de un pájaro me acompaña.
A mi alrededor se deslizan las notas de jazz, acariciando suavemente mis pies.
Pero en mi interior, suena con más fuerza otra música que no oigo, pero intuyo.

Me deslizo despacio por los espacios, intentando aferrar con la mirada.
Le pido a mi mente que se alíe conmigo y me ayude a conservar, a anclar en la memoria miles de segundos de un valor incalculable, que no quiero que se pierdan.
Mis manos y mi corazón guardan con cuidado, aquellas otras, más frágiles, más livianas, que necesitan un espacio especial para vivir.


Son las ocho de la mañana.
Zumo de naranja recien exprimido.
Nueces y pan.

Pan recien hecho.
Con un sabor único, imposible de transcribir aqui.
Y con un olor inquebrantable.

Un pan que durará mucho dias.
Y un olor que existirá siempre.

20 abril 2012

el inicio

¿Puedes decirme cuando comienza un viaje?
¿Al salir de casa? 
¿Al ponerse en movimiento el vehículo?
¿Cuando vas a la agencia?
¿Cuando haces la maleta?
¿Al planificarlo, quizás?
¿O puede ser, que sea incluso, al soñarlo?
A veces creo, que hasta puede que antes. En un tiempo indefinido del que no se tiene consciencia.

Yo no puedo decirtelo.
Y ahora mismo creo, que hasta carece de importancia.

No sé cuando comenzó este viaje.
Y no es momento de seguir divagando.

El tren se marcha.


12 abril 2012

el sonido de un viaje

Hace muchos años, iba a trabajar por las mañanas, bastante temprano, y después de dejar el autobus, tenía que caminar un trecho.
En ese recorrido hacía el lugar del trabajo, cada día, escuchaba el silbato que anunciaba, la salida de un tren.
Y cada mañana, yo esperaba ese sonido, con un cierto placer, como si fuera un saludo personal, como si de alguna manera ese tren me esperara en la estación, dispuesto a compartir conmigo, parte de mi viaje.

Fue hace tanto, que no recuerdo cuanto.

Pero si ahora vuelve a mi memoria, seguramente sea, porque ha llegado el tiempo de que ese saludo sea ciertamente para mí.

Llega el tiempo de ese viaje.

El tiempo de ese tren.

05 abril 2012

vetas



Veta:
  1. f. Faja o lista de una materia que se distingue de la masa en que se halla interpuesta:
    vetas de la madera.
¿Sabes? Comienzo a pensar que llevo media vida empeñada en ser veta, en ser algo que se distingue de esa masa predominante, de esa cotidianidad, de esa continuidad uniforme que tiende a ahogar y a uniformar.
Y acabo de darme cuenta, de que las vetas pueden llegar a repetirse de tal forma, que acaban siendo casi tan uniformes como la propia masa.
Caigo ahora, en lo futil del esfuerzo de diferenciarse, cuando yo misma creo y recreo, una y otra vez, las mismas vetas en mi caminar.

Seguramente va a ser más interesante, quedarme con esta otra definición:

       2.  Filón de un mineral:
            veta de oro.

Pensar en mis vetas, como aquello que se repite a lo largo de mi historia, como un pequeño filón a encontrar.
Algo oculto que me insta a buscar, a indagar, a seguir profundizando hasta dar con aquello valioso que estoy buscando, desde que emprendí este viaje.