28 junio 2015

noches de Africa



La ventana del antiguo hospital para tuberculosos me muestra cada tarde cielos que se tiñen de rosas, malvas y azules. Isak Dinesen me ayuda a pintarlos de África.

Mis noches se cubren de rostros igual que la noche africana se llena de estrellas y de movimientos furtivos, y de la intuición de pequeños ojos, huellas de  moradores invisibles.
Sólo que allí existe un equilibrio tácito entre vida y muerte. Y aquí las fieras son quizá más descarnadas. 

Sus víctimas más jóvenes y hermosas se van a casa con heridas invisibles de muerte y sin probabilidades de sobrevivir en esta realidad salvaje, mientras las presas mas fáciles, las más desgastadas, llenas de surcos y huellas y arrugas  siguen arrastrándose por esta estepa aséptica, de árboles metálicos y ríos entubados.

Y pienso si también en África querrán creer en los milagros.