31 octubre 2012

el tiempo no lo cura todo


El tiempo lo cura todo.
Eso dicen. Aunque yo no estoy de acuerdo. No sé lo que pensarás tú.

En estos días, dos pensamientos distintos me llegan en contra de esta expresión.
La primera, en una entrevista que concedió María Belón, superviviente junto con su familia del Tsunami, a raíz de la película que han hecho sobre la experiencia que les ha tocado vivir.
""El tiempo lo cura todo". El tiempo no cura nada, el tiempo es vida, la vida lo cura todo. El tiempo embalsama y desde la distancia todo es más llevadero, todo está más anestesiado. Lo demás, son simplemente, frases hechas"
 
La otra, me llegó a través de una red social: "El tiempo no lo cura todo. Lo que cura es el amor"

El compendio de ambas expresiones es lo que defiendo.

El tiempo difumina, distorsiona, duerme, deja atrás, relega al olvido, adormece, desvía la atención, almacena en cajas que van quedando en la parte de atrás del trastero. Pero no cura. En eso no podemos engañarnos.

Para curar, hace falta algo más. Como en la medicina.
Y el amor es un buen medicamento.

Pero el amor, no entendido como algo que venga de fuera, que nos tenga que llegar de un alguien (aunque igualmente sería válido si es complemento).
Es el amor que parte de nosotros y se dirige a nuestro mismo centro. Con esa actitud imprescindible de amar lo que somos, de amar esa herida abierta. De no esconder la mirada y ser capaces de contemplar aquello que duele y sus consecuencias.

Solo desde la aceptación y reconciliación con esa parte que nos está transmitiendo dolor, podremos llegar a cerrar la herida y a aceptar sin más juicios, la cicatriz que quede de ella.

El tiempo realmente lo único que hace, es acompañar y ser cómplice de la imagen que nos devuelve el espejo con los años.
Una imagen surcada de arrugas y cicatrices, que quizás, si hemos sido valientes, podamos tocar con los dedos una por una, reconocerlas, y amarlas con sabiduría y en profundidad.


27 octubre 2012

tejer un brocado


 
Con el hilo del rumor de las gotas de agua,
y el olor de las ramas que se entrelazan,

con el crujido de la escarcha en el pelo,
y el tejido de alientos y huellas,

con el dolor sedimentado
y la sombra de las ausencias,

con lo efímero del vuelo,
y el color de lo escrito y lo sin decir,

voy tejiendo un brocado.

 
Un brocado de silencios.
 
 
 
 






26 octubre 2012



 
 
 

donde estarás


Tan solo se oye,
la respiración profunda de los niños durmiendo.

Perderse en ese suave ritmo.
Una cadencia distinta.

Sus manos se agitan en sueños.
(¿Con que soñaran los niños?)
O quizás sea la vida, pugnando por brotar.

Huele a galleta, a dulce,
a leche y piel.

Una trompeta suave,
entrelazada con el piano,
sostienen mis ojos para que no se cierren.

Abro la ventana.
Y llega el rumor de ese momento previo a la lluvia,
donde el tiempo parece pararse a descansar.

La vida sigue afuera,
pero aqui todo está detenido.

Y no puedo evitar preguntarme,
donde estarás.


24 octubre 2012

tus soledades



         Me pongo a un lado del sendero
                       y dejo pasar tus soledades,
               porque son tuyas.

                           Hay paz en mis pupilas.
                                       Se que la sombra de mi silencio,
                                   da luz a tu caminar.










22 octubre 2012

frágil y desnudo


Fragilidad.

Me gusta esa palabra.
Y más, si va acompañada.

Fragilidad humana.

Me gusta hasta su sonido.
Ultimamente dejo que me acompañe. Forma parte de mi equipaje de mano, ese que llevas a todos los sitios al que vas.

Me reconozco en esa fragilidad, y eso me hace sentirme bien.
SOY frágil.
Y agradezco que sea así.

Y además me gusta tomar conciencia, de que esa fragilidad no tiene nada que ver con debilidad.

Frágil, como esas cajas que llevan impresas las letras "Tratar con cuidado", o "No romper", y que en su interior contienen una cristalería preciosa, o algo que hemos envuelto con sumo cuidado porque es delicado y bello.

Sí, ya me he cansado de ser fuerte, de hacerme la fuerte, de tirar del carro, de interpretar ese papel hasta creermelo.
Soy frágil, y el tomar de conciencia de ello me ayuda, para seguir caminando sin arrastrar nada innecesario (de vez en cuando es necesario arrastrar algo un tiempo, hasta que llega el tiempo de soltarlo).
Y sobretodo me facilita poder llegar a alcanzar la capacidad interior necesaria para intentar amar mejor.
Cuando te reconcilias con aquello que parece que te limita, te das cuenta de lo fácil que resulta mirar hacia adelante. 

Vestirse de fragilidad y desnudez.

Asi que, a partir de hoy, procuraré llegar a tí desde ese punto.
Aquel en el que te vea, frágil y desnudo.

Como yo.


17 octubre 2012

cuando el frio nos haga escarcha


Querido amigo:

Aunque te cueste, hay ciertas cosas que no es posible salir a buscarlas.
Quizás, si tienes la virtud de esperarlas, sabiendo que es posible que no lleguen, un día puedan acercarse a ti. O quizás no.

Pero lo cierto es, que yendo en su busca, no encontrarás lo que necesitas, si no la premura de un anhelo que necesita ser saciado.

Imagino lo que sientes.
El camino es largo. Y duro. Y te cansas.
Esperar es cansado.
Tener esa sensación continua de un hueco interno, que te produce ecos.

No hay nada que yo pueda decir para aliviar eso.

Mi única labor en la distancia, es susurrarte, que hay flores en tus flancos. Y nubes que te protegen del sol.
Que la lluvia no te empapa. Solo te moja.
Que las libélulas vuelan cerca, sobre el cauce. Y el arco iris de sus alas, es un bálsamo para tus ojos.
Que en cada intersección, un pájaro te espera, para indicarte el camino a seguir.
Y que la suma de sus cantos, es tan bella, como palabras de amor bajo la manta.
Y que por mucho que sople el aire, el peso de aquello que da sentido a este día, a cada día, te aferrará a la tierra.

Mi única labor es contarte que tu ruta en el mapa, sigue un trazado precioso, jalonado de aquello que conforma la vida.
Y que intuyo que la dureza del sendero puede hacer, que tu corazón se ensanche y crezca, todavía más.
Quizás le falte algo, invisible, pero preciso para continuar el viaje.
O quizás sean los preparativos necesarios para acoger, a aquello que esperas.

Disfrutemos del sendero, y mientras lo recorremos, recojamos las plumas que alivian las ausencias.
Y guardemos en las mochilas, aquellas piedras que acogen recuerdos.
Bebamos de las fuentes que manan de nosotros.
Y guardemos en los bolsillos, los trinos y cantares que rozando las hojas, descienden entre los árboles, y buscan nuestra mirada.

Escucha tu brújula.
Tiene la virtud de la infalibilidad. Siempre hace que vuelvas al sendero correcto.

Y de vez en cuando, alza tu vista al sol o a las estrellas, y deja que la esencia misma de la vida, recorra tus poros, y tus manos y tus pies.
De esta manera, cuando se dé ese fugaz momento, en que en una encrucijada podamos abrazarnos, la esencia de uno y otro, brillarán y se haran ascuas, que nos permitan recordar el calor del encuentro, cuando el frio nos haga escarcha.

Hasta entonces, ya sabes donde estaré.









16 octubre 2012

el rey está desnudo


"¡El rey está desnudo!".

El traje que decía llevar, se ha evaporado.
En su lugar queda,
la enredadera oscura de la miseria humana.


"¡El emperador está desnudo!".

Su espléndido traje invisible se hizo trizas
ante el espejo de la retina
de una mirada de niña.



"¡El obispo está desnudo!"

Y queda al aire el sinsentido
de un juego de poder y control
sobre aquel que se da con confianza.



Mi corazón está desnudo.
Eso dice mi alma.




13 octubre 2012

quedate



(Conversación telefónica)


-Me gusta hablar contigo.
-Y a mí.
-...
-...
-¿Puedes quedarte conmigo?
-Claro.
-¿Me cuentas un cuento?
-Sí.

 Erase una vez...



 
 

Hubo una vez, que creí, haber dicho esto mismo. Las mismas palabras.
En otro tiempo.
En otro lugar.

O quizás más bien,
solo fue el deseo,
de poder llegar a expresarlas.


11 octubre 2012

Te canto a tí, mi dulce niño

Hoy, que la lluvia me acompaña,
y sigue purificando a todo aquel, que se desliza bajo su manto,
dejame que te cante a tí, mi dulce niño.

Deja que cante a tus grandes ojos.
A esos ojos que contienen tanta cantidad de dolor vivido, que derraman sobre aquel que te mira, lo que ya no les cabe dentro.
Tanto experimentado, en tan solo cinco años.

La vida te ha hecho sabio en sufrimiento,
sin tu pedirlo.

Pides en silencio,  un cariño que te ha sido profanado.
Pero con una dignidad tal, que deja una profunda huella en el que te contempla.

Reclamas la escucha,
respuestas para tus preguntas,
y quizás,
un pequeño abrazo, que te dejas dar con timidez y con temor.
Con la misma cautela y cuidado de alguien, que de pronto se encuentra con un ciervo en el bosque.

Mi pequeño niño.
El que quería darse a conocer, porque había alguien importante, que no sabía como era su rostro.
Y esto te preocupaba.

La sonrisa de tu foto me acompaña desde entonces, colgada en mi cuarto.
Quizás por lo efímera que es.
Difícil de encontrar. Como las hadas, como los gnomos, de los cuentos.
Y sonrío al recordar, que querías salir retratado de cuerpo entero, para que vieran tu camiseta y tus zapatillas nuevas.

Pero en este día, en este canto,
no es a tí a quien pongo en mi corazón y en mis oraciones.
Tú ya ocupas un lugar en ellas.

Es en tu padre en quien pienso.
En lo que ha tenido que suponer para él, la semana pasada,
renunciar a tu custodia, a tu cuidado.
Asumir su situación personal, sin trabajo, sin un lugar que darte,
y decidir, que en estos momentos de la vida, lo mejor que podía hacer por tí, por su hijo,
era renunciar a tí.
Dejar que otra familia te cuidara.
Y tuvieras así, la opción de disfrutar de aquello que él considera que no te puede dar.


Te veo ahora, de la mano de aquellos que te cuidan, de tus "yayos" (así los llamas tú).
Y veo la sonrisa en sus rostros, y también la tuya cuando me cuentas, como te preparan los macarrones con ketchup, y lo que te gustan.

Y pienso en la sonrisa de agradecimiento de tu padre, el día que le dí tu foto.

Pido, confío y espero, que la vida os conceda a los dos la oportunidad, de poder seguir sonriendo.
A pesar de haberos hecho grandes expertos en el camino del dolor.






10 octubre 2012

nada es urgente


Afuera está lloviendo.
Miro el suelo desde la ventana, y los pequeños rios de agua que comienzan a descender por las escaleras.
Hubo un tiempo, en el que todo era urgente
todo era importante,
todo quería decirte.
No habría dudado en llamarte y contarte,
que hay gotitas de agua deslizandose por el cristal.

Pero las flores del cerezo,
dictan otras cosas.

Y hasta el pájaro de las mañanas,
se empeña en cantar
melodias de soledades de cantautores.

Asi que,
enciendo las velas,
y con la copa en la mano,
brindo por las dias nuevos,
en los que nada es urgente,
nada es importante.

Tan solo esa gota que rápida,
baja desde mi mejilla hasta el cristal.

09 octubre 2012

 
 
 
 








solo por esta noche, deja que te cante bajito

¿Ya son las 12?.
¡Por fin has llegado!
Sientate.
O mejor aún, dejame que te de un abrazo.
Tenía ganas de verte, y sentirte así, cercano y cálido, como cada vez.

Puedes descansar ahí, en tu lugar preferido, desde el que te gusta contemplar los atardeceres y las tormentas de verano.
¿Te apetece tomar algo caliente?
La noche está fresca. El viento de otoño, acerca ya las montañas hasta aqui.
Voy a preparar un café. O si lo prefieres, aún me queda un poco de ese té moruno que huele tan bien.

¿Como te ha ido el viaje?
¡Cuentame cosas!. Hace mucho que no tenemos ocasión de compartir una charla tranquila.


¿El mapa?
Lo he dejado junto a las flores, sobre la mesa de madera que tanto te gusta.
Me apetecía mucho que llegara este espacio, este instante, de poder sentarme contigo, con tiempo por delante, y poder contemplarlo.
Nuestro pequeño mapa.
El que muestra el recorrido de ese viaje, que venimos haciendo cada vez que podemos.
¿Recuerdas como este invierno, estuvimos a punto de no poder hacerlo? Las heladas nos dejaron casi incomunicados, y el hielo del rio, estaba tan frágil que era muy dificil caminar sobre él. Solo la paciencia y la extrema delicadeza nos permitieron tener un buen final en esa ocasión.
Luego, con los brotes de una primavera tibia, se fue despejando de nuevo el camino.

Y ahora, aqui estamos.
Frente al fuego, saboreando el café, y este pastel tan delicioso que has hecho, y viendo de nuevo fotografias del viaje, recordando años y años, de ese trayecto.
De ese ir y venir por el rio, escuchando el latido del agua clara en las orillas.
Tú, siempre has conseguido reconocer mejor, ese tintineo del agua al brotar del manantial. ¡Te resultaba tan fácil encontrarlo!
Y yo, he sido siempre, la que caminaba por el bosque, buscando ese sonido del agua, que me indicara, donde parar a beber, y a descansar un poco en la hierba. O a contemplar el horizonte.

Tienes razón.
Ojala que podamos seguir compartiendo estos viajes, aunque las arrugas creen un mapa nuevo alrededor de nuestros ojos y a nuestros pies les cueste recordar, esos caminos ya desgastados de tanto transitarlos.

Pero por el momento, disfrutemos de lo que tenemos.
Voy a sacar un par de vasos. Seguro que te apetece un poco de ese whisky tan especial. No he vuelto a abrirlo desde la última vez que estuviste aqui. Además, tenemos muchas cosas por las que brindar.

No, no importa que mañana tengas que madrugar. No te vayas todavía.
Espera a que surjan brillantes las primeras ascuas en el cielo de la chimenea.

Y mientrás tanto, deja que el tiempo pase lento.
No tengas prisa.

Y solo por esta noche, deja que te cante bajito.
Deja que la música nos duerma, mientrás escuchamos crepitar la lluvia sobre el tejado.




04 octubre 2012

crepúsculo


Desciende la hora mágica del crepúsculo.

Donde por fin pueden saludarse,
murciélagos y golondrinas.

El agua comienza a vestirse
con destellos de farolas,
y las estelas de los aviones
se tiñen de rosa.

Apoyada en la barandilla,
siento caricias de pluma
del viento jugando con mi pelo.

Miro las ventanas.
Pequeños cuadros impresionistas,
derramando al exterior color y vida.

Estoy habitando un paréntesis.
Estática y pausada,
respiro al mismo ritmo
que la acuarela del cielo.

La brisa del otoño asciende por mis pies
y me trae olor a musgo,
a fuentes tranquilas.

En una radio cercana,
una voz dice: "Abrazame".


Me voy a casa.
Es casi ya, la hora de la cena.



02 octubre 2012

lento


 Acoger aquello que se transforma en lento:
 
           la suavidad del latido,
                          el palpitar del tiempo,
              el transcurrir de la música,
                     el susurro de la brisa en la piel,
 
  el agua mansa.