26 febrero 2015

atreverse a permanecer



Ya no sirven las definiciones de antes.
Ni siquiera las palabras.
Nada encaja donde los demás quieren hacerlo encajar. Ellos dicen conocer el lugar de las piezas del puzzle, cuando ni siquiera se definen sus formas.

¿Donde está aquello que en las huellas y en las raíces parecía tener tanta rotundidad?
Se diluyen las letras, lo que siempre estuvo, lo que siempre fue, para dejar paso a algo mordiente, a algo que se teme y no se quiere mirar porque es diferente. 
Algo que forma parte de la esencia más profunda, la no aprendida. La que brota de los silencios.

¿Que nos hace permanecer juntos?
Soledades,
definiciones obsoletas sobre palabras desgastadas de tanto usarlas,
algo genético relacionado con la necesidad de tatuarnos en el tiempo,
el poder de la oscuridad y el miedo
o la fuerza brutal de la rutina y la cotidianidad.
O quizá...algo que brota de fuentes secretas, tan profundas que tan sólo con esfuerzo se pueden escuchar.



La brisa que se intuye al ir subiendo esta montaña, habla de lo inevitable. De aferrarse al tronco de los árboles porque tan sólo ellos y su esencia permanecen.
Todo lo demás forma parte del perfume que acaricia nuestros pasos.
Así de efímero
Así de real.








05 febrero 2015

entre días e hilvanes

Contemplo mi mano, mis dedos. Observo el hilo que sostengo y todo lo que voy hilvanando. Incluso aquello que no tengo conciencia de haberlo tejido yo , y que sin embargo parece tomar forma de ese todo con vida propia. 
Y entre todo ello se desliza...



lo que sucede cuando alguien mantiene un roce sostenido a lo largo de nuestra frontera del miedo
esa sensación de un dedo frío deslizándose por lo que nos enraíza y sostiene

lo necesario para poder rellenar los huecos entre palabras, con aquellos a quien apreciamos en profundidad

el vórtice de una espiral de soledades escribiéndose despacio entre generaciones

la piel convertida en pergamino escrito y secreto

y mezcladas con el tejido, siguen llegando a través de las rejas, flores de papel. Aviones surcando cielos fronterizos, cargados de lo vivido y de lo que nunca sucedió. Cargados de sueños de la razón y la emoción.



A veces existen silencios tan pesados, que duelen en lugares insospechados.
Espero que el tuyo no sea uno de esos.
Porque mis dedos se resienten al tejer. Les falta el peso del hilo que solían formar tus palabras.