Me miro a mi misma y me doy cuenta de que hay, toda una amalgama de sentimientos y de emociones, burbujeando dentro de mí.
¿Y todo porqué?
Pues porque tengo que emprender un viaje.
No, no. No me refiero al típico viaje turístico, o al de ir a visitar a un amigo. Ni al que parece que nos corresponde hacer cada vez que tenemos un "puente" .
Mi viaje es distinto.
Es un viaje a tierras más profundas.
Con brújula, pero sin destino. Con una misión, pero sin mapas. Sin compañeros, pero acompañada.
Sé que va a haber personas a quien no les parezca bien mi destino. No comprenderán, o no harán siquiera el intento de comprenderlo. Seguramente porque necesiten llevar siempre con ellos, la ruta por la que tienen que volver cada dia a casa.
Espero que algun dia, puedan sentir la necesidad de salirse de ese camino marcado y dejar que un viento fresco acaricie su piel, incluso, que el sol, pueda llegar a quemar sus mejillas.
Otras, quizás piensen que lo entienden, incluso puedan llegar a opinar, a juzgar, a dar directrices de hacia donde ir y como, porque han leido muchos libros de rutas o porque creen haber estado ya allí.
Quizás también llegue el dia en que puedan descubrir, que para este viaje, tampoco podían ofrecerme ellos los mapas necesarios. Y entender igualmente, que si emprenden esta aventura, yo tampoco podré prestarles mi brújula. No les llevaría al sitio deseado.
Con un poco de suerte, querido amigo, puede que haya alguien, que me mire, sonría, ponga su vista en el horizonte, y me dé sus bendiciones, deseandome suerte en esta busqueda.
Que confie en mí lo suficiente como para saber, que algun dia llegaré por fin a ese lugar, donde él mismo, y yo, podamos volver a encontrarnos.
Y trás un largo abrazo, compartir...una brújula sin norte, un mapa sin caminos, un camino sin destino. Y la emoción de haber descubierto, un lugar del que ya no hay vuelta atrás.