24 abril 2012

pan recien hecho

Las cinco de la tarde.
Sentada sobre un suelo de madera cálida, el canto de un pájaro me acompaña.
A mi alrededor se deslizan las notas de jazz, acariciando suavemente mis pies.
Pero en mi interior, suena con más fuerza otra música que no oigo, pero intuyo.

Me deslizo despacio por los espacios, intentando aferrar con la mirada.
Le pido a mi mente que se alíe conmigo y me ayude a conservar, a anclar en la memoria miles de segundos de un valor incalculable, que no quiero que se pierdan.
Mis manos y mi corazón guardan con cuidado, aquellas otras, más frágiles, más livianas, que necesitan un espacio especial para vivir.


Son las ocho de la mañana.
Zumo de naranja recien exprimido.
Nueces y pan.

Pan recien hecho.
Con un sabor único, imposible de transcribir aqui.
Y con un olor inquebrantable.

Un pan que durará mucho dias.
Y un olor que existirá siempre.