Esta mañana ví una abubilla.
Iba a mandarte un mensaje para decirtelo, pero decidí no hacerlo.
Ese momento no formaba parte de nuestro rito. Y además, seguramente dormías.
Me gusta imaginarlo así.
Igual que me gusta sentirme un poco, como el zorro del Principito.
-"Domesticame"-dice.
Siempre he defendido mi parte "rebelde", "salvaje"...(Empiezo a pensar que si necesita que la defienda, es porque es bastante menos fuerte de lo que yo querría)
Pero reconozco que me encanta poder identificar las partes domesticadas que hay en mí, que sirven para dar sentido al color del trigo, como le sucede al zorro.
Por ejemplo, las jirafas empezaron a ser importantes, el dia que me enteré que a Taty le gustaban.
Las margaritas blancas podían gustarme. Pero son especiales desde que supe que le encantan a Concha.
Cada vez que veo un buho, pienso en E.
Y los marcadores de libros me hacen sonreir y pensar en Angeles, que se colecciona "pero no cualquier, ¿eh? solo los que le gustan" (siempre dudo de si este le gustará o no)
El color azul siempre ha pertenecido a mi hermana. Me recuerda a ella.
Y el zumo de mandarina y los caramelos con pica-pica son importantes, porque los asocio con J.K
Ver fotos de gatos, es visualizar a Daniela.
Y los claveles jaspeados...son el color de mi madre.
Y así podría seguir, tanto con los que estan, como con los que, al igual que el Principito, se marcharon, pero dieron valor al color del trigo.
Me gusta comprobar, como ciertos objetos cobran importancia, porque forman parte de mi domesticación.
Sirven para incorporar a esas personas importantes en lo cotidiano de mi dia. Hacerlas presentes en mi mente y en mi corazón.
Y aunque en ese momento no pueda hacerles llegar el cariño, la cercanía, los pensamientos... el simple hecho de pararme en la imagen que llega y lo que significa en mi vida, ya llena de consistencia ese recuerdo. Le da vida.
El zumo de naranja, la sal con hierbas, las piedras...son ganancias.
Quizás te escriba luego y te cuente, que he visto una abubilla.