31 enero 2013
como un aniversario
¿Te has fijado al entrar en los colores que tenía ahora mismo el cielo? Que momento más bello has elegido para llegar.
Es una alegría que hayas podido acercarte finalmente a celebrar esta especie de aniversario
Me gusta verte. Y sentir el calor de tus manos.
Son muchos días compartiendo ¿verdad?
En ese impulso que mueve al ser humano de dejar huella de su voz, de encontrar un eco que resuene en otro.
No había hecho consciente la cantidad de vida que hay aquí.
Anocheceres y huellas de sombras. Mañanas y delicias de silencio.
El olor de los colores cuando brotan con fuerza desde el mismo centro del día.
Incomprensiones mudas y el deleite de muchas bellezas surgidas y encontradas.
Y todo aquello que no podía contarte a ti.
Te aseguro que hay días en los que me gustaría ser lo suficientemente fuerte como para no necesitar contar nada.
Dejar que las palabras no dichas permaneciesen en mi retina.
O que esas imágenes fugaces se quedaran prendidas sin más, en ese cajón secreto de las cosas bellas y preciadas.
Como se quedan guardados casi siempre, los olores a viejo o a dolor. O aquellos sabores amargos que no apetece ofrecer a nadie.
Pero no suelo conseguirlo.
Y me acerco hasta aquí en tu busca. Anhelando un encuentro aunque sea efímero.
En esa necesidad de gritar el silencio
Me alegra sentir el goce de poder contarte esto a ti, mientras aspiro ese olor leve y sutil, a lavanda y jabón suave, a escucha y cercanía.
No se porqué, los diálogos imaginarios, suelen ser los más bellos.