19 junio 2013

poder amar


Estoy cruzando, por un paso de cebra y de pronto, escucho mi nombre.
Veo una sonrisa inmensa, y me echo a correr, para evitar que el cuerpecillo que lo ha pronunciado, se abalance en la calzada. Tengo el tiempo justo de acogerlo entre mis brazos, mientras cuatro manos más, me abrazan y me rodean.
El amor, brotando de seis pequeños bracitos, que agradecidos se quedan prendidos en mi ropa, y alrededor de mí, mientras me miran desde abajo, con unos ojos oscuros y profundos, con esa mirada limpia que solo los pequeños y sencillos son capaces de producir.
 
Sonrío a la persona que les acompaña, y contesto a sus preguntas, en un intento de poder alargar un poco más ese momento.

Son solo unos segundos. El colegio les espera.
Pero son suficientes como para que su aroma y su tacto se quede grabado.
Y la imagen de sus manitas y sus sonrisas diciéndome adiós.

"Son cinco minutos
la vida es eterna,
en cinco minutos"



Leo una frase que dice: "Ama a la persona que te vio, cuando eras invisible para el resto"

Quizás deberíamos empezar a decir: "Aprende a amar a aquellos que son invisibles".

No porque te amen a ti.
Sino porque necesitan poder amar.