19 noviembre 2013
el sonido de la nieve y las mariposas
A veces me muerde con fuerza la conciencia de no conquistar palabras para compartir contigo.
De haberte dicho ya todo lo importante.
De que quizá sea el momento de consentir, y dejar al silencio adueñarse de todo.
Y quedarme mirándome hacia adentro, metida en cauces y murallas, vestida de mi necesidad de palabra.
Terminar y cerrar puertas y ventanas.
Más cada vez que me rindo, algo pasa.
Esta vez me hizo volver aquí,
el sonido de la nieve sobre el otoño.
Y el roce de los copos sobre la lengua,
y el dejarlos posar sobre los párpados con ese descanso perpetuo que ofrece la nieve,
hasta sentir la dificultad de abrirlos,
hasta sentir que nieve y luz es uno y que también a esto puedo consentir y rendirme.
Y entretejer todo esto, con el silencio punteado por el murmullo de las alas de una mariposa en un día de agosto.