Dos azucenas acariciando el sol. Jugando a alcanzarse, mientras despiden al mes de abril.
El silencio.
Como alimento. Como derecho.
Como molécula propia.
Como herida.
Como opción. Como certeza. Como búsqueda.
Leer que se paga para que otros hagan lo que no somos capaces de hacer: desconectarnos de nuestro propio mundo adictivo. Crear espacios sin cobertura en restaurantes, en trenes, que nos evadan de tener que afrontar la acción de algo tan aparentemente fácil como darle a un botón y apagar.
Decidir hacer o dejar que otros hagan.
Pretender pagar por un "silencio" ...que no es tal.
Silencio y sonido.
El regalo del mestizaje.
Un concierto sorprendente, amalgama de Norte y Sur.
La Jóven Orquesta del País Vasco, el Orfeón Donostiarra "Gazte" y los tambores del grupo Anidan-Bloko del Valle Junior's Band de Kenia.
El jazz de Schostakovitch, el "Te Deum" de Dvorak y el "África" de Goyeneche, mezclado con la calidez de un director, cercano a sus músicos y al público que escuchaba.
El agradecimiento, la alegría y la fuerza expresadas.
Un auditorio lleno puesto en pie y bailando.
Te hubiera gustado.
Y espero que de alguna manera, puedas sentir que estabas allí presente. En mi silencio.