Y entre todo ello se desliza...
lo que sucede cuando alguien mantiene un roce sostenido a lo largo de nuestra frontera del miedo
esa sensación de un dedo frío deslizándose por lo que nos enraíza y sostiene
lo necesario para poder rellenar los huecos entre palabras, con aquellos a quien apreciamos en profundidad
el vórtice de una espiral de soledades escribiéndose despacio entre generaciones
la piel convertida en pergamino escrito y secreto
y mezcladas con el tejido, siguen llegando a través de las rejas, flores de papel. Aviones surcando cielos fronterizos, cargados de lo vivido y de lo que nunca sucedió. Cargados de sueños de la razón y la emoción.
A veces existen silencios tan pesados, que duelen en lugares insospechados.
Espero que el tuyo no sea uno de esos.
Porque mis dedos se resienten al tejer. Les falta el peso del hilo que solían formar tus palabras.