20 abril 2016

lo que no sabes


Hace mucho que no me siento a hablar contigo.
Y si lo hago hoy es, seguramente, por miedo a cerrar los ojos y que vengan los sueños.
Prefiero quedarme aquí a oscuras, remendando rotos invisibles preñados de ese silencio que voy amando a sorbos, y que todo acaricia y conforta.
Aunque todo esto, tú no lo sabes.

Ahí afuera, la batalla continua. Luz y oscuridad se entrelazan en un pulso que arrastra a tantos invisibles y desahuciados (carne de cañón, dirán algunos), mientras yo emito mi gemido cobarde y sordo tras el cristal.
Y sigo cosiendo,  intentando unir el pulso de tus ojos, para que no termine de romperse. Para que siga latiendo, aunque sea de forma tan suave e imperceptible, como ese pequeño latido en la comisura de mi mano. O como el latir lento del neón del club de la acera de enfrente, alumbrando esas caderas en la acera, que fuman esperando a que llegue el alba.

Apenas puedo respirarte ya. 
Y me sumerjo en otros mundos, buscando consuelos imposibles, para ver si consigo dibujar lo que no he podido definir en este paréntesis de vida. Este paréntesis brutal y hermoso, lleno del dolor hondo de la impotencia y de la vida encarnada de los que nada tienen.
Este paréntesis que ha conseguido crujir cada una de mis vertebras. Que se ha ido infiltrando en mi esencia, para ver si soy capaz de renacer.
Y todo esto va sucediendo, aunque tu no lo sepas .

De nuevo solo el silencio conforta mis manos, en las que pueden leerse cada día, cada alma cercana, cada dolor respirado...
Y sigo anhelando ese rincón cálido del mundo donde podía descansar al escuchar un latido que no me pertenecía. 
Y sigo buscando esa esperanza pequeña que se empeña en jugar al escondite y sumergirse como una niña, en una batalla de hombres salvajes.
Y sigo adivinando lo que me da forma para poder agarrarme a ello y no dejar que las aguas me arrastren contra las rocas.

Todo esto va pasando oculto en lo cotidiano...aunque tu no puedas saberlo ya.