21 junio 2012

enraizada





Algo así, era yo esta mañana.
A primera hora, antes de que el sol calentase con fuerza, con música suave acompañandome en mi caminar (me aporta una extraña serenidad), me daba cuenta, de que me sentía "enraizada".

Es una sensación extraña. De tener los pies fuertemente asentados en el suelo, sabiendo que cada cosa está en su sitio, y tiene su ritmo propio.
Que mis tareas, como las del árbol, son nutrirme,
y crecer hacia lo profundo y hacia arriba y hacia los lados,
y ofrecer cobijo y alimento,
y observar la vida y respetar el ritmo, tanto el mio, como el de todo aquel que habita el bosque.
Sintiendo que hay fortaleza suficiente en aquello que me sustenta, como para que el viento no me desplace. Y a la vez, sabiendo que las ramas son flexibles para ir adaptandose a lo que pueda venir.

Pero también...siendo consciente, de que, parte de esas raices, estan al aire, y requieren una cuidado especial. Reclaman más atención. Y a la vez, son más delicadas.

Conjunción extraña.
Todo está en su sitio.
Y a la vez...todo puede ser inestable.
El árbol más robusto del bosque, corre el riesgo de tambalearse