21 agosto 2012

el lenguaje de lo casi invisible

Estoy viendo una película.
La cámara se adentra en un pequeño dormitorio de un monasterio. Una habitación muy pequeña, con lo imprescindible.
Me doy cuenta de que mi mirada, se dirige rápidamente, a los pequeños detalles que pueblan la habitación.
Una imagen en la pared, unas flores en el alfeizar, los libros sobre la mesa...

Los busco porque son algo importante para mí.
Cuando viajo, cuando tengo que pasar unos dias en otro lugar, me gusta tener un lugar que pueda "hacer mio".
Una mesa, una mesita de noche, un rincón en una estantería...
Un espacio donde colocar esos objetos que me acompañan y que tienen la cualidad de transformar un lugar insípido, en un pequeño hogar.
El libro que me esté leyendo, mi cuaderno de notas, la cámara de fotos, la música...pasarán a ser habitantes íntimos.

Miro ahora mismo, la mesa de trabajo de estos dias.
Está repleta de pequeñas cosas.
De todo lo nombrado, y además, de otro pequeño universo de objetos con vida propia, que deciden venirse conmigo, y poblar mis espacios.


"El lenguaje carece de sentido si no hay mentes abiertas y corazones silenciosos" dice Pierre Lacourt.

Y yo hoy me atrevería a añadir, que es importante también, la existencia de miradas atentas.
Miradas que sepan captar, las palabras no dichas, que rompen el silencio a través de esos pequeños, minúsculos detalles.
Casi imperceptibles, invisibles, insignificantes.
Pero que igualmente siguen lanzando su grito silencioso de existencia sutil