04 octubre 2012
crepúsculo
Desciende la hora mágica del crepúsculo.
Donde por fin pueden saludarse,
murciélagos y golondrinas.
El agua comienza a vestirse
con destellos de farolas,
y las estelas de los aviones
se tiñen de rosa.
Apoyada en la barandilla,
siento caricias de pluma
del viento jugando con mi pelo.
Miro las ventanas.
Pequeños cuadros impresionistas,
derramando al exterior color y vida.
Estoy habitando un paréntesis.
Estática y pausada,
respiro al mismo ritmo
que la acuarela del cielo.
La brisa del otoño asciende por mis pies
y me trae olor a musgo,
a fuentes tranquilas.
En una radio cercana,
una voz dice: "Abrazame".
Me voy a casa.
Es casi ya, la hora de la cena.