29 abril 2013

el eco de tus pasos por las calles de Tokyo


Un pequeño pajarillo, un herrerillo común, me contempla desde su pequeña ventana cuadrada y me trae en su pico, noticias tuyas.

70 NIPPON.
Monte Fuji.
Santuario de Arakura.

La blancura de la cumbre blanca, se entremezcla con la de las flores del cerezo.

Todo trae aromas lejanos. Desconocidos. 
A veces se anhela lo que no se conoce.
Te imagino paseando por aquellas calles de Tokyo, ordenadas y pulcras, llenas de gentes, cosmopolitas, agobiantes a veces, llenas de encanto y misterio otras.
Esa cultura extraña para nosotros, y que sin embargo nos atrae de una manera tan especial.

Aprender la valiosa lección de recibir lo que el presente nos trae y no, lo que nuestra mente organiza y desea.
Dar los pasos en función del camino, y no de nuestros sueños.
Ser feliz incluso a pesar de nosotros mismos.

Hoy me apetece ponerte a ti, en este canto.
Quizás por que mandaste hasta los rincones de mis parajes, aires con sabores diferentes.
Quizás por la impronta que deja la huella de tu vida. O la huella de la vida en ti.

O simplemente, por ser el eco de un sueño, de un silencio, al otro lado del mundo.