Me preguntan por ti
y no se bien que decirles.
Quizás que alguna isla
se enamoró de tu cuerpo
y lo convirtió en su istmo.
O que una princesa
de algún cuento, de alguna noche,
te cosio al borde de su falda.
Quizás te perdiste
entre las letras de un mapa equivocado
y no sabes regresar.
A mí me gusta imaginarte
rodeado de tierra roja,
sumergido en agua luminiscente
con el sol y la lluvia acariciando tus mejillas,
en un lugar donde las olas no pueden golpearte.
Respiro tu silencio y tu ausencia
y sigo pidiendole a tus dioses
que te dejen volver