17 mayo 2013

Tan solo un par de mayos o tres.

Hace frio. El cierzo vuelve a soplar con fuerza.
Me muevo por la cocina, preparando  la verdura. Borraja.
Es el día perfecto para saborearla. Así lo he decidido.

¿Te conté que en un escaparate vi una colección de joyas inspirada en la flor de la borraja?. Es una pequeña flor de un color muy especial.
Dicen que mayo es el mes de las flores.

Recordar el olor de esas flores que se van abriendo. Despacio.

¿Te has dado cuenta de que han sido un par de mayos o tres?

Tan solo eso.
No es mucho si contemplamos la cantidad de meses que hemos vivido ¿no?
Y sin embargo, han bastado para crear un hito, un antes y un después, una frontera sin barreras ni guardianes. Simplemente una línea que señaliza, desde lo tenue e invisible.

Atravesar espacios que suponen cambios en el paisaje.
Atreverse a dejarse atravesar.
Que algo (que alguien) recorra espacios ocultos hasta para ti mismo.
Conjugar la ternura, la confianza, el agradecimiento y el amor, y dejar que sean ellos quienes decidan, en que momento se hace visible cada uno.
Memorizar olores.

Un par de mayos o tres.
Y seguir combatiendo a la fiera en tus noches oscuras. Como arma, tan sólo unas alas.
Y seguir buscando a la que permanece todavía oculta en mis bosques. Aunque algunas noches puedo reconocer ya sus fauces.

Bueno, ya está.
A veces es real lo de que "el tiempo vuela".
¿Para acompañar la verdura? 
Sí, un vino estaría bien. 
Ese de nombre impronunciable sería estupendo...si no fuera por el precio.

Pero siempre podemos paladear su recuerdo.