20 septiembre 2013


Ese silencio del ocaso
en el que el aire comienza a adormecerse,
en el que llega el anhelo de escuchar otro pulso,
y agradeces la fuerza del propio.

Latir con el sol.
Y como él, bajar la intensidad del brillo,
descansar en lo profundo
de esa unión permanente que se oculta en la luz.