24 septiembre 2013

lo que puede dar sentido


Se ha roto mi copa de vino.
La que usaba para brindar a solas.
La que compré porque me gustó su ligereza, el tejido de su copa, el sonido limpio y frágil que brotaba de ella.

No ha estallado, ni se ha hecho añicos.
Se ha quebrado como un árbol que talan.
Su cuerpo inservible, con un pequeño agujero en el centro, incapaz ya de recoger, retener, preservar... Vacía para siempre.
Y el pie sesgado por la parte más frágil, la que lo unía a aquello que le daba sentido.

No he sido capaz de tirarla.
Sigue sobre la encimera de la cocina, esperando.
Quizá una esperanza, una quimera, un destino diferente al que marca la etiqueta que nos ponen a cada uno.

Creo que esperaré igual que ella, a ese momento, para volver a brindar.