Tormenta de primavera.
Garzas confundiendo ovejas con los búfalos de la sabana africana, compitiendo unas y otras en blancura.
Una cita, en un lugar donde nadie queda, para intercambiar abrazos.
El gato del juego y el ratón. Imposible saber quién se disfraza de qué. Donde todo y nada, es lo que parece.
Agujas atravesando la piel. Y una voz cálida despertando a la bella durmiente.
Así empieza mi viaje.
Quizá mañana te cuente como continúa.