"-Quiero que levantes con tu imaginación los escenarios que te describiré, que los veas y te veas en ellos (....). No te será fácil al principio, pero un mundo construido con palabras puede llegar a ser tan real como el haz de luz que ilumina tus manos en este momento.
Está científicamente comprobado que el cerebro tienen una similar reacción cuando vemos una vela encendida con los ojos abiertos, que cuando la imaginamos con los ojos cerrados. Podemos ver con nuestra mente y no sólo con los sentidos. Dentro del mundo que evocaré, si aceptas mi propuesta, tú... (...). Yo conozco los hechos, las fechas. Puedo situarte en ese tiempo, en los olores, colores y entornos. Pero en mi narración (...) faltará (porque siempre falta) lo interior."
"El pergamino de la seducción". Giaconda Belli
Esta semana, llegan a mi diversas posibilidades de dejar volar la imaginación, de crear mundos tan palpables, que ya no sea necesaria su visita a la cotidianidad de lo real, porque solo el soñarlos hace que traspasen esa frontera y puedan habitar ambos mundos.
La imaginación es muy poderosa.
Puede poblar minutos, horas, dias...Tiene capacidades infinitas, y un poder imposible de calcular.
Puede acariciar nuestro corazón, y empujarnos a cimas exquisitamente altas y lejanas.
O hacernos aborrecer las puertas del infierno de tanto visitarlas.
Es maravillosa cuando se convierte en aliada.
Pero...siempre faltará algo. Lo interior. El poso que deja lo vivido. El recuerdo
Supongo que puestos a elegir, a pesar del riesgo de atreverse a hacerlo, decidiré vivir la parte real en vez de la soñada.
Puede que no sea tan bonita.
Pero seguro que será más intensa.